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llorada y carbajedo

Mes de Las Flores

Mes de las flores

Mes de las flores

 

“… sacan a Mayo florido y hermoso”. Mes de las flores.

- … ¿Qué será eso? – Pregunta un joven

- ¡ah, sí, las flores del campo! – Contesta otro

- Bien, bien. Vamos bien. – Digo yo.

 

Las flores a La Virgen

Antiguamente al acabar la Misa de los domingos de Mayo, una, dos o más niñas, todas engalanadas, con vestidos preciosos ceñidos con una cinta y rematados con lazos por detrás, iban saliendo delante de la imagen de La Virgen del Rosario que estaba en el lateral izquierdo de la Iglesia de nuestro pueblo, a la altura del tercer a cuarto banco y se colocaba en el pasillo mirando hacia Ella, con un ramo de flores en la mano (primaveras, margaritas, violetas o capilotes). A continuación, unas con mucho miedo, a veces con terror que no les dejaba articular palabra, a veces con semitono de rezo de la tabla del cinco y otras pocas con gran frescura, recitaban una poesía a La Virgen.

¡Qué bonito era ver a alguna de cuatro o cinco años abrir un brazo cuando estaba declamando, cambiar de mano las flores para extender el otro brazo y la genuflexión final!

 

Había varias poesías que se repetían todos los años o se les hacía algún arreglo y también de vez en cuando decian alguna nueva o incluso inventada por algún padre. La más comentada en el pueblo:

“Como soy tan chiquitita

y tengo tan poquita voz,

aquí le traigo estas flores.

¡Viva la Madre de Dios!”

 

Si, sí. Decía “le traigo”, porque la tratábamos de usted como a nuestros mayores.

Según cayese (no de caer al suelo) la chica o su familia, o según lo hiciese, se veía una sonrisa especial en las caras de los asistentes, incluso en la de Don Lucas y un brillo especial en los ojos. A los niños era la única vez que nos daba un poco de envidia de no ser niñas. – La verdad es que se nos pasaba rápidamente a la salida de Misa.- Y después era el comentario en la siguiente hora y media y durante el intervalo de la comida.

Mes de las Flores a La Virgen.

 

Encuesta:

-         Que levante la mano quien siempre que pasa por la Ermita de Pereda reza una Salve a la Virgen (ya no pregunto si es también por la ermita de Roblo o Quintanilla, …por si acaso)

-         ¿A ver, a ver…?

-         Sí, los de 90 años, por supuesto

-         No veo bien (estiro un poco el cuello). ¿A ver?...

-         Ya, ya, algunos de 70…

-         ¡Uf!, baja mucho en los de 60

-         Bueno. ¿A ver?... Me interesa más este otro grupo…

-         ¿Solo un Joven?. Menos mal

-         ¿Oye, y tú porqué lo haces?...

-         ¿Ah, que te obliga tu padre?. ¡Estamos salvados!. Por lo menos tu lo recordarás toda la vida y nuestra generación estará justificada de haber dejado algo de poso.